Jornada electoral
Tenemos un problema
Esa fue la mañana
más decisiva e importante para las candidatas de mi colegio, pues ese día demostrarían
quien es la más popular, al final… para ellas solo trata de eso, no trata de
servir o ayudar a las estudiantes, para ellas ganar a ser personeras o
contraloras es tener un título de adoración, que las niñas conozcan su nombre y
sepan lo “importantes” que son. Al ser parte del concejo electoral me di cuenta
que sus verdaderas personalidades, creídas, engreídas, relajas y por supuesto
que no les importaba mucho el colegio.
Era una
mañana fría, todo el concejo electoral estaba preparado para que todo saliera
bien, poco a poco fueron llegando las estudiantes a votar por su favorita; y fue
ahí cuando me di cuenta de que algo andaba mal; no es que las candidatas fueran
inteligentes o astutas o que al menos medio sabían lo que hacían, era que sabían
vender, sabían engañar, y sobre todo sabían a quién… o bueno, a quienes.
Resulta que
vi a dos pequeñas estudiantes enojadas entre ellas, me llamaron la atención por
la forma en que discutían, preste un poco de atención… y resulta que debatían quien
podría ser mejor contralora y/o personera, eso no está mal, por supuesto que
no, lo que estaba mal con ese mini debate eran los argumentos
- esta puede ser buena por esto y aquello- decía
una
- pero esta sería
mejor por otra y aquella cosa- le respondía la otra
Por supuesto
no decían aquello o esto. Eso era lo malo, lo malo es que eran argumentos tan
poco validos como el de, quien es más linda, o quien puso mejor música en su
campaña y hasta quien dio los globos más bonitos. Esas dos candidatas supieron
hacer su campaña, superan vender… engañar. Al final no ganaron ninguna de las
dos, es bueno… supongo, pero igual al final nadie sirve tanto como dice que lo hará. Este es un pequeño cuento, o historia que
deja mucho que decir… como las campañas electorales, y sobre cómo se educa al futuro
como se debe votar, o sobre quien es el indicado para recibir tu voto
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